La gran tarea de remover los gases de efecto invernadero de la atmósfera

¿Qué se necesita para alcanzar la meta de cero emisiones netas para 2034?

El cambio climático es una de las mayores amenazas para la humanidad y el planeta. Según el último informe del Panel Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC), es necesario reducir las emisiones globales de gases de efecto invernadero (GEI) en un 45% para 2030 y llegar a cero emisiones netas para 2050, si queremos limitar el aumento de la temperatura media global a 1,5 °C con respecto a los niveles preindustriales.

Esto implica un enorme desafío para todos los sectores de la economía y la sociedad, que deben transformar sus modelos de producción y consumo para ser más sostenibles y eficientes. Pero también implica una gran tarea para remover los GEI que ya se han acumulado en la atmósfera durante décadas y que siguen contribuyendo al calentamiento global.

¿Qué son las emisiones netas y cómo se pueden remover los GEI de la atmósfera?

Las emisiones netas son el resultado de restar las emisiones de GEI que se generan por las actividades humanas de las que se capturan o se evitan por medio de diferentes tecnologías o prácticas. Por ejemplo, se puede capturar el dióxido de carbono (CO2) que se emite por la quema de combustibles fósiles y almacenarlo de forma permanente en formaciones geológicas o en el océano. También se puede evitar la emisión de metano (CH4) que se produce por la descomposición de la materia orgánica en los vertederos o en la agricultura, capturándolo y usándolo como fuente de energía.

Además de estas opciones, existen otras formas de remover los GEI de la atmósfera que se basan en el uso de la naturaleza. Por ejemplo, se puede aumentar la superficie forestal o restaurar los ecosistemas degradados, lo que permite que las plantas absorban el CO2 mediante la fotosíntesis y lo almacenen en su biomasa y en el suelo. También se puede mejorar el manejo de los suelos agrícolas o ganaderos, lo que reduce las emisiones de óxido nitroso (N2O) y aumenta el secuestro de carbono.

¿Qué se necesita para remover los GEI de la atmósfera durante los próximos 10 años?

Según el IPCC, para alcanzar la meta de cero emisiones netas para 2050, se necesita remover entre 100 y 1000 gigatoneladas (Gt) de CO2 de la atmósfera durante este siglo. Esto equivale a entre 2,7 y 27 veces las emisiones globales de CO2 en 2019, que fueron de 36,4 Gt. Para lograrlo, se requiere de una combinación de medidas que incluyan tanto las soluciones basadas en la naturaleza como las tecnologías de captura y almacenamiento de carbono.

En los próximos 10 años, se debe acelerar la implementación de estas medidas, lo que implica superar varios retos técnicos, económicos, sociales y políticos. Por ejemplo, se debe aumentar la inversión y la innovación en el desarrollo y la escala de las tecnologías de captura y almacenamiento de carbono, que aún son costosas y tienen un alto consumo de energía. También se debe garantizar la seguridad y la permanencia de los sitios de almacenamiento, así como evitar los posibles impactos ambientales y sociales negativos.

Por otro lado, se debe promover la conservación y la restauración de los ecosistemas naturales, que son los principales sumideros de carbono del planeta. Esto implica reducir la deforestación y la degradación de los bosques, que son responsables de alrededor del 10% de las emisiones globales de GEI. También implica mejorar las prácticas de gestión de los suelos, que pueden aumentar el secuestro de carbono y la productividad agrícola. Además, se debe fomentar la participación y el beneficio de las comunidades locales, que son las principales guardianas de la biodiversidad y los servicios ecosistémicos.

Conclusión

Remover los GEI de la atmósfera es una gran tarea que requiere de la acción coordinada y urgente de todos los actores involucrados. No se trata de una alternativa a la reducción de las emisiones, sino de un complemento necesario para alcanzar la meta de cero emisiones netas para 2050 y evitar los peores escenarios del cambio climático. Es una oportunidad para impulsar la transición hacia una economía baja en carbono y más resiliente, que proteja el medio ambiente y el bienestar de las generaciones presentes y futuras.

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